Los ecuatorianos aún deben estar limpiando las calles, pero después de llegar a un acuerdo con su presidente a raíz del alza desmesurada de los impuestos en los precios de los combustibles.
Al igual que casi todos los países de América, la economía está fundamentada en préstamos otorgados por las grandes potencias, en especial los Estados Unidos.
Desde allí el Fondo Monetario Internacional ordenó al gobierno ecuatoriano dicho aumento para garantizar el cobro de la deuda y la reacción popular no se hizo esperar.
Once días el país paralizado en sus actividades económicas, movilización masiva de la población indígena hacia la capital, siete muertos; el ejército protegiendo a los civiles de los excesos policiales y el presidente tuvo que tener en cuenta al pueblo para recomponer el camino.
Algo parecido le sucedió al gobierno francés en septiembre de 2018; anunció aumento en los impuestos a los combustibles y un año después le siguen haciendo protestas y pidiendo su renuncia.
Llamó la atención la actitud de un sacerdote rector de Universidad con orientación religiosa que en respuesta al porqué alojaba y daba alimento a la población en protesta, simplemente dijo que la educación, los estudiantes no pueden estar ajenos a la construcción de democracia.
En coherencia con este pensamiento, el uso a la protesta pacífica es un derecho, lo peligroso es la infiltración de intereses dañinos que la desvirtúan provocando la desbandada social.
Para nosotros es una tragedia recibir la noticia de protestas estudiantiles en la universidad donde estudia o trabaja algún integrante de nuestra familia.
Encapuchados atentando contra la integridad física humana, acabando con los bienes de personas ajenas a todo, destruyendo los bienes públicos.
Lo repugnante, infinitamente triste e indigno la imagen de agresión a la policía. Mal ejemplo y muestra de debilidad de un Estado incapaz de proteger a sus servidores y de judicializar a quienes cometen el delito de intento de asesinato.
Una cosa es ejercer el derecho a la protesta y otra muy diferente, quemar la residencia del comandante de policía de un lugar geográfico cualquiera.
Vaya uno a saber las causas del trasfondo de valores en el sistema educativo colombiano donde el silencio de los muchachos buenos permite el actuar de bandidos encapuchados.
Donde la indiferencia de la comunidad estudiantil permite la construcción de obras públicas trampas mortales para sus usuarios: desastroso la permisividad ante los bandidos de saco y corbata, de hermosas cabelleras y fastuosos vestidos robando el dinero de los impuestos.
