Por: Gilberto Montalvo Jiménez
Da asco que ciertas personas utilicen en un momento febricitante de la campaña electoral a una señora a quien presuntamente el hijo de la candidata a la alcaldía de Armenia Piedad Correal, le adeuda unos dineros por la prestación de algunos servicios.
Es natural que doña Ana Cecilia Peña reclamé pero para eso están las instancias judiciales pero es, por lo menos indebido, que la utilicen para efectos de campaña.
De lejos una persona como la señora en mención si doña Piedad Correal no fuera candidata ninguno de los que hoy la instrumentalizan grabaría el vídeo que circula ni le ayudarían a gestionar su reclamo.
Es mezquino porque independiente de que pueda existir un litigio con el señor Santiago Montes, qué carajo tiene que ver la exdefensora del pueblo con las cosas personales de su hijo.
Es torticero con la señora Ana Cecilia y con Doña Piedad porque no se encuentra conexión alguna entre, a lo mejor, su reclamo y la aspiración a la alcaldía de Armenia.
Hacerle creer a la opinión que la reclamación en redes de un eventual derecho es por solidaridad con la presunta afectada no deja de ser un acto más para violentar los derechos de una y otra parte con la perversa y oportunista actitud de tratar de lesionar unos intereses proselitistas.
Se sabe hasta la saciedad que las responsabilidades ante la ley son personales, por lo tanto es atrabiliario mezclar un reclamo humano con un derecho político.
Por estas cosas es que tenemos una sociedad edificada en la zancadilla y las puñaladas traperas que nos tienen retratados como una comunidad carcomida por los odios y el oportunismo.
Ya se sabe quién está detrás de toda esta tramoya circense, un politiquero que aspiraba a una gruesa suma de dinero de la candidata a la alcaldía de Armenia para su adhesión y como en la campaña no le copiaron hoy anda por ahí estimulando el voto en blanco.
Qué bajeza en la piel y en la conciencia, si es que la tiene.