Como un gran sueño y un hito para el departamento, se conoció ayer la primera familia conectada con energía fotovoltaica en uno de los sitios más aislados del Quindío.
Se trata de la finca La Virginia en la vereda Camino Nacional de Salento, a una hora en Willys del casco urbano.
Una de los artífices de esta historia es la Empresa de Energía del Quindío, el gerente Jorge Iván Grisales Salazar, explica un poco de qué se trata el proyecto y cómo fue posible.
“Es un sueño darle a 90 familias, que en pleno siglo XXI no tenían energía, que creo que es un pecado”, expuso el gerente.
Agradeció al gobernador del Quindío por haberse vinculado al proyecto y sobre todo haber creído en la empresa para ejecutarlo.
Explicó que desde el año 2019 visitaron cada familia haciendo las caracterizaciones y estudiando cómo se podía llegar. El lugar menos lejos, la finca La Virginia en Salento.
Los elementos instalados aseguran el suministro de energía y la recarga para en la noche garantizarlo.
El proyecto también cuenta con el apoyo del gobierno nacional. El costo del servicio que se hará por recarga a través de una tarjeta oscila entre $20.000 y $25.000 cada dos meses, de los cuales el 60 % está subsidiado.
El gobernador del Quindío, Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas, destacó la noticia y lo que significa para el departamento, el país y Latinoamérica.
“Primer departamento del país con un 100 % de cobertura de energía eléctrica”, apuntó el mandatario.
Son 2.094 millones de inversión por parte de la gobernación, recursos de regalías.
Martha Lucía Giraldo de Génova, desde hace 20 años estaba sin energía eléctrica. Hoy, gracias a este proyecto ya no tendrá que bajar hasta donde el vecino a que le deje cargar el celular durante dos horas y podrá por fin tener un televisor y los demás electrodomésticos que no había adquirido porque no tenía donde conectarlos.
“Ya uno comienza a tener un mejor nivel de vida. Lo que vamos a hacer es aprovecharlo, poder tener cargados los celulares y poder conseguir el televisor”, mencionó la beneficiaria.
Agregó que durante estas dos décadas se alumbraban con velas y aunque ya estaba acostumbrada, no deja de sentirse feliz.
