El sueño es una necesidad vital para el bienestar físico y mental de las personas, y su carencia afecta a millones en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 40% de la población mundial no duerme lo suficiente, lo que genera serias repercusiones en la salud. En Colombia, estudios indican que entre el 10% y el 33% de los adultos presentan síntomas de insomnio, mientras que hasta un 29% sufren de apnea del sueño, especialmente entre los 20 y 80 años de edad.
Una investigación reciente llevada a cabo por Harvard Health, publicada en la revista Diabetología, ha identificado una relación preocupante entre la irregularidad en los hábitos de sueño y el aumento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. El estudio incluyó a 36.000 adultos de entre 50 y 60 años que respondieron a cuestionarios sobre sus hábitos de descanso. Los resultados revelaron que quienes alternaban entre noches cortas y largas de sueño, conocidos como patrones “corto-largo” o “largo-corto”, tenían un 50% más de probabilidad de desarrollar diabetes en comparación con quienes mantenían un descanso regular de siete a nueve horas.
La regularidad del sueño, junto con su duración, fue clave en los hallazgos de este estudio. Dormir de manera irregular puede contribuir a un aumento de los niveles de azúcar en la sangre, lo que es un factor clave en la aparición de diabetes tipo 2. La profesora Susan Redline, especialista en trastornos del sueño de la Universidad de Harvard, advierte que tanto el exceso de sueño como la privación del mismo pueden influir negativamente en la salud, especialmente en el control de los niveles de glucosa.
Además del riesgo de diabetes, quienes duermen más de lo recomendado también enfrentan un aumento en las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, las cuales, según la OMS, son la principal causa de muerte en el mundo. Dormir más de ocho horas al día, aunque parezca inofensivo, puede tener consecuencias graves para la salud del corazón y la circulación sanguínea.
Por otro lado, estudios del Instituto del Sueño sugieren que dormir en exceso está relacionado con alteraciones en el estado de ánimo, como la depresión. La falta de actividad física derivada del exceso de descanso puede tener un impacto en el metabolismo, llevando a problemas como la obesidad. Las alteraciones en los horarios de comida y la reducción de la actividad física son dos de las principales razones detrás del aumento de peso en personas que duermen más de lo necesario.
El impacto del sueño prolongado también se refleja en la capacidad de concentración y el rendimiento mental. De acuerdo con una investigación publicada en el Diario de la Sociedad Geriátrica de Estados Unidos, quienes duermen en exceso pueden experimentar problemas de memoria y atención debido a las múltiples interrupciones del sueño, lo que afecta el rendimiento cognitivo a lo largo del día.