Uriel Orjuela, director del programa Armenia Cómo Vamos, reflexiona sobre las percepciones de los armenios respecto al rumbo de la ciudad y la calidad de vida que esta ofrece. Según Orjuela, aunque históricamente ha existido pesimismo sobre el camino que sigue Armenia, esta percepción ha mostrado cierta mejoría en los últimos años, salvo en periodos críticos como 2020 y 2021, marcados por circunstancias excepcionales.
“El pesimismo sobre si las cosas van bien o mal normalmente refleja la foto del momento. En 2016, un 61% de los ciudadanos creía que la ciudad iba por mal camino, pero ese porcentaje ha ido disminuyendo. Sin embargo, factores nacionales, como la situación económica y las reformas políticas, también influyen en esta percepción”, explicó Orjuela.
Pese a estas inquietudes, el director destacó el sentido de pertenencia y orgullo de los armenios como un capital invaluable para la ciudad. “Cuando indagamos sobre el orgullo de vivir aquí, el 67% de los encuestados considera que Armenia es un buen lugar para vivir, aunque reconozcan problemas como el empleo o la movilidad. Ese orgullo no se puede perder porque es un pilar que sostiene a la ciudad”, enfatizó.
Orjuela también señaló que, aunque las cifras de desempleo han cedido ligeramente en los últimos años, la percepción de dificultad para encontrar trabajo sigue siendo alta. “La gente siente que la situación económica ha empeorado, y casi un 30% de los ciudadanos lo menciona como su mayor preocupación. Aunque los indicadores muestran avances, la informalidad sigue siendo un desafío”, afirmó.
En cuanto a la movilidad, el informe revela una creciente insatisfacción. Cerca del 50% de los ciudadanos afirma que los trayectos dentro de la ciudad les toman más tiempo que antes. “La movilidad es una materia pendiente desde hace tiempo. Las motos son el medio de transporte más utilizado, y aunque el 76% de sus usuarios está satisfecho, el aumento de este parque automotor sin medidas estructurales agrava los problemas”, advirtió.
Orjuela concluyó resaltando que las percepciones ciudadanas no son meramente subjetivas, sino que coinciden con los datos objetivos que arrojan los informes. “Intersecciones colapsadas, semaforización deficiente y una baja cultura vial confirman lo que los ciudadanos manifiestan. Es un llamado urgente para que autoridades, empresarios y ciudadanos trabajemos juntos en los temas críticos que afectan a nuestra ciudad”.
De esta manera, el balance de Armenia refleja un contraste entre el orgullo de sus habitantes y los retos que enfrenta en empleo, movilidad y economía, desafíos que, según Orjuela, deben ser abordados colectivamente para garantizar que siga siendo un buen lugar para vivir.