Un estudio reciente señala que la depresión impacta en todo el organismo, acelerando la aparición de enfermedades físicas a medida que las personas envejecen.
Según el equipo liderado por Kelly Fleetwood, estadística de la Universidad de Edimburgo, quienes han atravesado episodios depresivos tienen mayor probabilidad de desarrollar afecciones de salud a largo plazo, como problemas cardiovasculares y diabetes.
El análisis, basado en más de 172,500 británicos mayores de 39 años, determinó que las personas con antecedentes de depresión comenzaron a presentar enfermedades físicas crónicas aproximadamente un 30 % antes que aquellas sin historial depresivo.
El estudio utilizó datos del Biobanco del Reino Unido y tomó en cuenta a adultos de entre 40 y 71 años que participaron en evaluaciones iniciales entre 2006 y 2010. Durante un seguimiento de casi siete años, se monitoreó la aparición de 69 enfermedades físicas específicas.
Los resultados mostraron que quienes no tenían antecedentes de depresión desarrollaron en promedio 0.16 afecciones al año, mientras que en quienes sí tenían historial depresivo, la cifra ascendió a 2.0 por año.
Algunas de las enfermedades más frecuentes fueron la artrosis (presente en el 15.7 % de quienes tuvieron depresión, frente al 12.5 % de quienes no la tuvieron), la hipertensión arterial (12.9 % frente a 12.0 %) y el reflujo gastroesofágico (13.8 % frente a 9.6 %).
Ante estos hallazgos, los investigadores enfatizan que la depresión debe abordarse como una enfermedad que afecta a todo el organismo y no solo a nivel psicológico.
No obstante, los sistemas de salud actuales están diseñados para tratar enfermedades de forma aislada en lugar de atender de manera integral a pacientes con múltiples condiciones.
Por ello, consideran necesario un enfoque más integrado en la atención médica, que contemple la relación entre la depresión y otras afecciones físicas a largo plazo.