Tras permanecer ocho días internado en un centro médico, a causa de una lesión por bala, perdió la vida el señor Jesús Antonio Hernández Jerez.
El hombre fue baleado aparentemente al resistirse a un asalto.
Desafortunadamente, los criminales activaron el arma que portaban y le infligieron un impacto en la zona abdominal a este hombre de 62 años.
El suceso tuvo lugar el 8 de agosto pasado en la vía pública del barrio Villa Nohemí, en Circasia, específicamente en la carrera 12 entre las calles 12 y 13.
Los atacantes se fugaron hacia un destino incierto sin que nadie lograra intervenir, dejando a Jesús Antonio en estado crítico en el sitio.
El herido recibió auxilio inmediato y fue transportado al servicio de emergencias del hospital San Vicente de Paúl en esa localidad; debido a la gravedad de sus heridas, lo derivaron a la Clínica La Sagrada Familia en Armenia.
En ese lugar, a pesar de los intentos de los médicos por estabilizarlo durante una semana, su cuerpo no soportó más y lamentablemente falleció el sábado 16 de agosto.
Frente a este trágico desenlace, se notificó el caso a la central radial de la Policía Nacional en el Quindío, desde donde se organizó la intervención de los expertos del laboratorio móvil de criminalística de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) en turno, quienes se dirigieron al depósito de cadáveres del hospital para efectuar el análisis técnico del cuerpo.
Los restos fueron trasladados y puestos bajo la custodia del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, donde el lunes 18 de agosto por la mañana se realizó la autopsia pertinente.
Las instancias judiciales continúan con las indagaciones para dilucidar los hechos y, en consecuencia, localizar e identificar a los responsables del homicidio.
Dada la seriedad del suceso, han solicitado el apoyo de la ciudadanía para que, si cuenta con información valiosa sobre el evento, la comparta de inmediato mediante la línea de emergencias 123 o en la estación policial más próxima, asegurando total confidencialidad.
Respecto al fallecido, se supo que era oriundo de la misma población donde sufrió el ataque y residía en la carrera 12 entre las calles 11 y 12.
Sus conocidos lo evocan como una persona laboriosa, cortés y de principios rectos.

