En un giro que agudiza la crisis diplomática entre Washington y Bogotá, el presidente estadounidense Donald Trump ha ordenado el cese total de la asistencia financiera a Colombia —equivalente a unos 230 millones de dólares anuales—, al calificar al mandatario Gustavo Petro como un “líder del narcotráfico” que impulsa la expansión de cultivos ilícitos, en respuesta a las declaraciones de Petro sobre un bombardeo naval en el Caribe que hundió una lancha presuntamente del ELN y cobró tres vidas, un acto que el presidente colombiano tacha de invasión soberana y posible ejecución de inocentes como pescadores y jóvenes pobres
Esta escalada, que suma al menos siete operaciones similares desde septiembre con más de 30 fallecidos, ha deteriorado los históricos lazos bilaterales, con el secretario de Defensa Pete Hegseth defendiendo las acciones como golpes contra redes que “financian enemigos de la democracia”, mientras Petro contraataca en redes exigiendo explicaciones, una pesquisa de la ONU y recomendando a Trump “estudiar mejor” el panorama colombiano para distinguir entre criminales y defensores de la paz.
Expertos como Elizabeth Dickinson alertan sobre las repercusiones: un debilitamiento estratégico de las fuerzas de seguridad colombianas en plena turbulencia regional, especialmente con Venezuela al límite, y un aislamiento que podría desestabilizar América Latina justo cuando se necesita unidad contra el crimen transnacional.

