Armenia por fin cuenta con una herramienta vital para su futuro desarrollo: el Estudio de Microzonificación Sísmica. Este instrumento técnico, largamente postergado, se convierte en la nueva “brújula” para la planificación urbana, el desarrollo territorial y, crucialmente, la prevención de desastres.
Aunque la necesidad de este estudio se evidenció inmediatamente después del sismo, su concreción fue un proceso lento. Si bien el tema circuló en el debate público por cerca de 15 años, el proyecto solo tomó forma y financiación concreta durante el cuatrienio 2016-2019 de la Gobernación del Quindío, bajo el amparo de recursos del Sistema General de Regalías.
La ejecución del estudio fue encomendada a la Universidad del Quindío, que designó al ingeniero Uriel Orjuela como director del proyecto. Los trabajos, que abarcaron no solo a Armenia, sino a todos los municipios del departamento, demandaron un periodo de casi seis años debido a la metodología rigurosa y detallada requerida.
La microzonificación sísmica exige un análisis minucioso y “micro” de cada área del territorio para determinar sus debilidades, potencialidades, riesgos y el uso de suelo más apropiado.
El director del proyecto, Uriel Orjuela, destacó la complejidad de la investigación. Cerca de 30 profesionales de diversas áreas participaron en el estudio, realizando en muchos casos perforaciones de hasta 30 metros de profundidad para obtener un conocimiento preciso del subsuelo.
Aunque el estudio ya está en manos del municipio de Armenia, su valor legal y práctico se materializará una vez sea adoptado formalmente.
El documento debe ser remitido a la Comisión Asesora Permanente de la Norma Sismorresistente en Colombia. Tras su aprobación, el municipio deberá adoptarlo por medio de un Decreto o Acuerdo del Concejo e incorporarlo de manera obligatoria al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) vigente, garantizando que el crecimiento y las futuras construcciones de Armenia se realicen sobre bases científicas y sismorresistentes.

