En las informaciones que las principales agencias internacional destacan hoy, es donde el Papa Francisco se postró en el piso de una basílica de San Pedro vacía para rezar en el servicio de la “Pasión del Señor”, que conmemora las últimas horas de vida de Jesús y su crucifixión, un evento reducido por las restricciones del coronavirus.
Al servicio generalmente asisten cardenales, obispos y unos 10.000 fieles, pero la pandemia del coronavirus obligó a que solo estuvieran presentes unas dos decenas de personas, incluidos los ayudantes papales que leían las escrituras y un coro más pequeño de lo habitual.
En otro cambio del ritual habitual dictado por el brote de coronavirus, solo el Papa besó un crucifijo al final del servicio. Por lo general, también es besado por cada cardenal, arzobispo y obispo de la iglesia. Reuters