Los ataques al corazón, tradicionalmente considerados una problemática de los adultos mayores, están aumentando entre los jóvenes. Investigaciones recientes han mostrado un incremento significativo en casos de infartos en personas de 20 a 50 años, lo que ha sido calificado como una emergencia de salud pública por especialistas.
Factores como el sedentarismo, la obesidad, una mala alimentación y el estrés son los principales culpables de este cambio. Además, las secuelas de la pandemia de COVID-19 han exacerbado la situación, afectando el sistema cardiovascular de muchas personas.
Casos recientes, como el infarto de un deportista de 38 años durante un triatlón y el colapso del joven basquetbolista Bronny James, han alarmado a la comunidad médica, evidenciando que los infartos pueden ocurrir sin previo aviso en personas jóvenes.
Los médicos advierten que la mayoría de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles mediante cambios en el estilo de vida, como mantener una dieta saludable, hacer ejercicio y controlar factores de riesgo como la presión arterial y el colesterol. La creciente incidencia de infartos en jóvenes, incluidos casos de mujeres que reciben diagnósticos tardíos, subraya la necesidad urgente de una mayor concienciación y atención médica.

