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Juan Manuel Galán, precandidato presidencial, pide desde Armenia desarmar el discurso político y superar la polarización

El exsenador y director del partido Nuevo Liberalismo, Juan Manuel Galán, hizo un llamado desde Armenia a superar la polarización que, según él, ha marcado la historia del país durante décadas. En su criterio, Colombia no puede seguir atrapada en un discurso político de odio, descalificación y agresividad.

“Hace 40 años se hablaba de sectarismo entre liberales y conservadores; hoy lo llamamos polarización. Pero en el fondo es lo mismo: el que piensa distinto es visto como enemigo. Ese discurso hay que cambiarlo, y la mayor responsabilidad la tiene el presidente de la República, como jefe de Estado y símbolo de unidad nacional”, señaló Galán.

El dirigente político cuestionó que se hable de paz mientras desde el liderazgo se promueven mensajes de confrontación y resentimiento. “Nuestra sociedad ya ha sufrido demasiado. No podemos repetir la historia de violencia que golpeó a familias como la de Miguel Uribe Turbay, quien perdió a su madre, Diana Turbay, y cuyo hijo Alejandro acaba de enterrar a su padre asesinado”, agregó.

En su visión de país, Galán destacó que el próximo gobierno debe enfrentar de inmediato retos en materia de seguridad, energía, salud y sostenibilidad fiscal. Subrayó que la verdadera “primera vuelta” presidencial se dará en marzo de 2026 con las elecciones al Congreso, pues de esa elección dependerá la gobernabilidad.

Con 12 años de experiencia en el Senado, insistió en que es posible construir acuerdos sin clientelismo ni corrupción, a partir de argumentos de conveniencia para el bien común. Según dijo, el capital político del primer año de gobierno debe invertirse en reformas profundas que reduzcan la desigualdad, dado que Colombia es hoy el tercer país más desigual del mundo en distribución de ingresos.

Galán también puso sobre la mesa propuestas económicas, como reactivar los contratos de exploración de hidrocarburos para recuperar la confianza de los inversionistas, garantizar reglas de juego estables y consolidar un proyecto de Estado que trascienda los gobiernos. En ese sentido, planteó desarrollar una agricultura industrial en la Orinoquía, inspirada en el modelo de Mato Grosso en Brasil, y apostarle al turismo como política de largo plazo, especialmente en regiones como el Eje Cafetero.

En materia de seguridad, el precandidato señaló que ejercerá directamente como comandante supremo de las Fuerzas Militares y de Policía para recuperar la moral de la tropa, fortalecer la inteligencia y la movilidad, y transformar la Policía con un énfasis en profesionalización, bienestar y salud mental de sus integrantes.

Finalmente, anunció que los recursos de la Unidad para la Gestión del Riesgo serían entregados a los batallones de ingenieros militares para ejecutar obras de infraestructura social en zonas apartadas, con transparencia y mano de obra local. “Se trata de un gran programa para que el Estado llegue de manera integral a los territorios, no solo con la fuerza pública, sino con desarrollo y dignidad”, puntualizó.