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La depresión afectaría el deseo sexual, según estudio

El vínculo entre la salud mental y el deseo sexual es un tema de complejidad y fascinación que ha capturado la atención de expertos durante décadas.

Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Peruana Cayetano Heredia para la Revista de Neuro Psiquiatría ha arrojado luz sobre la conexión entre la depresión y el apetito sexual. Este estudio destaca cómo los problemas de salud mental pueden tener un impacto significativo en la libido y la sexualidad de una persona.

La depresión, una condición mental debilitante que afecta a millones en todo el mundo, es conocida por su impacto negativo en diversos aspectos de la vida cotidiana. No es sorprendente que el apetito sexual y la intimidad emocional se vean afectados por esta enfermedad.

El estudio, titulado ‘Función sexual en pacientes deprimidos: relación entre síntomas depresivos y disfunción sexual’, revela que la depresión puede afectar profundamente el deseo sexual y la capacidad de experimentar placer durante las relaciones íntimas. La disminución de la libido es común en aquellos que luchan contra la depresión, llevando a una menor frecuencia de encuentros sexuales y una pérdida general de interés en la dimensión sexual de sus relaciones.

Varios mecanismos pueden explicar esta conexión entre la depresión y el deseo sexual. La alteración de los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina en el cerebro, cruciales para el estado de ánimo y la excitación sexual, es una explicación plausible. La depresión puede afectar negativamente la producción y actividad de estos neurotransmisores, influenciando así la libido y la respuesta sexual.

Además, los síntomas depresivos, como la fatiga, la falta de energía y la disminución del interés en actividades placenteras, pueden contribuir a la pérdida de interés en el sexo. La carga emocional y psicológica de la depresión también puede crear obstáculos significativos para la intimidad sexual, afectando la conexión emocional necesaria para una vida sexual satisfactoria.

El estudio, basado en pacientes ambulatorios con depresión activa y sexualmente activos, destaca la prevalencia elevada de disfunción sexual en este grupo. Concluye que la exploración de la función sexual debe ser parte integral de la evaluación de casos con síntomas depresivos.

El documento también indica que existe una correlación significativa entre la mejora de los síntomas depresivos y la función sexual, sugiriendo que la respuesta positiva al tratamiento abarca también la esfera sexual. Es esencial reconocer que la relación entre la depresión y el deseo sexual es compleja y varía entre individuos.

Abordar esta conexión es crucial para comprender cómo los problemas psicológicos pueden afectar nuestra vida íntima. La conciencia y el apoyo adecuado son esenciales para ayudar a aquellos que enfrentan la depresión a recuperar el equilibrio en todos los aspectos de sus vidas, incluida su sexualidad. La terapia psicológica, la medicación y el respaldo social pueden desempeñar un papel vital en la recuperación y en la restauración de una vida sexual saludable para quienes enfrentan estos desafíos.