La reciente declaración del presidente Gustavo Petro, en la que sugiere la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente si el Congreso no aprueba sus reformas, ha generado un intenso debate político en Colombia.
La propuesta de Petro ha sido rápidamente rechazada por diversos sectores políticos, quienes la consideran una amenaza para la estabilidad democrática del país.
“Si esta posibilidad de un Gobierno electo popularmente, en medio de este estado y bajo la Constitución de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y lo impiden, entonces Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente”, declaró Petro durante un acto en Cali. Sin embargo, esta sugerencia ha sido recibida con críticas contundentes.
Se argumenta que reformar la Constitución podría allanar el camino para una posible reelección del mandatario en 2026, una acción no permitida por la Carta Magna, además de incrementar la polarización en el país.
El excandidato presidencial Sergio Fajardo expresó: “En Cali, esta tarde, el presidente Petro estuvo en su salsa: por fin anunció lo que siempre se sospechaba, su deseo de convocar una Asamblea Constituyente”. José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda, enfatizó que “las instituciones no existen para apoyar lo que quiera el gobernante de turno sino para garantizar el sano ejercicio de la democracia y del respeto a la independencia de los poderes públicos”.
El alcalde de Medellín, Federico ‘Fico’ Gutiérrez, señaló que Petro “ha abierto esta tarde una compuerta peligrosa para la democracia colombiana” al amenazar con convocar una asamblea constituyente si el Congreso no aprueba sus reformas.
A pesar de los argumentos a favor de la propuesta, voces como la del representante a la Cámara Juan Carlos Lozada del Partido Liberal, insisten en que “no puede haber una peor idea que una asamblea nacional constituyente” y que la solución a los problemas del país debe venir de “gobernar bien y construir un proyecto político de largo aliento”.
La sugerencia de Petro ha generado una profunda división en la opinión pública y ha avivado el debate sobre el futuro político de Colombia. Mientras tanto, la incertidumbre prevalece sobre el destino de las reformas propuestas por el mandatario y el rumbo que tomará la democracia en el país.