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Según investigadores, adoptar un estilo de vida saludable podría preservar la función cognitiva en los adultos mayores

Un reciente estudio publicado en JAMA Neurology revela que los estilos de vida saludables están estrechamente relacionados con una mejor función cognitiva en adultos mayores, incluso en aquellos cuyos cerebros presentan signos de demencia. Esta investigación sugiere que un estilo de vida saludable podría mitigar el deterioro cognitivo y aumentar la “reserva cognitiva” en esta población.

El estudio se basó en datos del Proyecto Rush sobre Memoria y Envejecimiento, un estudio de larga duración que examinó la relación entre el estilo de vida y la salud de los pacientes, utilizando información demográfica, de estilo de vida y autopsias cerebrales de 586 participantes.

Los resultados mostraron que los participantes con puntuaciones más altas en cinco dominios de estilo de vida saludable – dieta, actividad cognitiva tardía, actividad física, abstinencia de tabaco y consumo moderado de alcohol – exhibieron una mejor función cognitiva antes de su fallecimiento, incluso cuando las autopsias cerebrales revelaban signos de demencia. Incluso un ligero aumento en la puntuación del estilo de vida se asoció con una mejora significativa en la cognición.

Los investigadores sugieren que estos hallazgos respaldan la idea de que un estilo de vida saludable puede aumentar la “reserva cognitiva”, permitiendo a las personas mantener la agudeza mental a pesar de los cambios cerebrales asociados con la demencia. Además, se plantea que factores como la dieta y la actividad física pueden proteger al cerebro contra la inflamación y el estrés oxidativo.

Sin embargo, los investigadores reconocen que la muestra del estudio fue mayoritariamente de individuos blancos y que la información sobre el estilo de vida fue autodeclarada. Este análisis es considerado un paso crucial para comprender mejor las conexiones entre el estilo de vida, los cambios cerebrales y la cognición en la población de adultos mayores.

Los investigadores enfatizan la importancia de considerar los factores de estilo de vida como parte integral del tratamiento para la enfermedad de Alzheimer y abogan por más estudios que exploren la reducción del riesgo de demencia en diversos grupos demográficos.