Un estudio publicado por ‘The Lancet’ revela que más de 1.000 millones de personas en el mundo, incluyendo niños, adolescentes y adultos, viven con obesidad, lo que representa aproximadamente una de cada ocho personas. Además, el 43% de los adultos a nivel mundial tiene sobrepeso. Estas cifras muestran una tendencia preocupante, especialmente considerando que la prevalencia de personas con bajo peso ha disminuido desde 1990, convirtiendo a la obesidad en la forma más común de malnutrición en muchos países.
La investigación, llevada a cabo por la red de científicos NCD Risk Factor collaboration (NCD-RisC) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), analizó datos de más de 220 millones de personas de más de 190 países, evaluando el índice de masa corporal (IMC), la obesidad y la insuficiencia ponderal.
A nivel mundial, la obesidad entre adultos se ha más que duplicado desde 1990, y entre niños y adolescentes (de 5 a 19 años) se ha cuadruplicado. Sin embargo, también se observa una disminución en la proporción de niños con bajo peso. A pesar de estas tendencias, la desnutrición sigue siendo un problema de salud pública en muchas regiones, particularmente en el sudeste asiático y el África subsahariana.
El estudio destaca que la obesidad afecta a un número cada vez mayor de niños y adolescentes, con casi 160 millones de casos en 2022, en comparación con los 31 millones registrados en 1990. Aunque se han observado mejoras en la prevalencia de la obesidad en algunas regiones, sigue siendo un desafío global.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, enfatizó la importancia de prevenir y tratar la obesidad desde una edad temprana, mediante la dieta, la actividad física y la atención adecuada. Señaló la necesidad de políticas basadas en evidencia científica y el compromiso del sector privado en la promoción de hábitos saludables.
El profesor Majid Ezzati, autor principal del estudio, expresó su preocupación por la creciente epidemia de obesidad entre niños y adolescentes, así como por la persistencia de la desnutrición en algunas regiones. Destacó la importancia de mejorar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos saludables para abordar ambas formas de malnutrición.
La lucha contra la obesidad requiere intervenciones multisectoriales, incluyendo políticas para promover la alimentación saludable, la actividad física y el acceso a servicios de salud integrales.
La OMS insta a los países a implementar medidas efectivas para abordar este desafío de salud pública y garantizar un futuro más saludable para todas las personas.