La práctica regular de ejercicio no solo contribuye a prevenir y manejar afecciones crónicas como enfermedades cardiovasculares o cerebrales, sino que también desempeña un papel fundamental en el control de la presión arterial, la conservación de un peso adecuado, y favorece el bienestar psicológico, según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, se ha vinculado recientemente a una mejora en la capacidad eréctil en hombres.
Un estudio reciente, publicado en The Journal of Sexual Medicine, evaluó las puntuaciones del Índice Internacional de Función Eréctil (IIEF-EF) en grupos que realizaban ejercicio aeróbico y grupos de control sin actividad física. Este análisis de 11 ensayos controlados aleatorios reveló un claro beneficio de la actividad física en la función eréctil, con un aumento promedio de 2.8 puntos en las puntuaciones del IIEF-EF. La actividad física mostró un impacto más significativo en aquellos con puntuaciones iniciales más bajas, mejorando progresivamente según la severidad de la disfunción eréctil (leve, moderada y grave).
Las conclusiones del estudio sugieren que el ejercicio aeróbico regular puede potenciar la función eréctil, especialmente en hombres con puntuaciones iniciales bajas en el IIEF-EF. Desde el punto de vista clínico, esto sugiere que los profesionales de la salud podrían considerar la recomendación de ejercicio aeróbico como un tratamiento no farmacológico para los hombres con dificultades eréctiles, dado su bajo riesgo y efectos positivos, especialmente para aquellos con una disfunción más severa.
Investigadores de la Universidad de Valencia en España respaldan estos hallazgos al concluir, a través de una revisión bibliográfica, que la actividad física está estrechamente vinculada al aumento de la función eréctil tanto en hombres saludables como en aquellos con diversas afecciones. Además, sugieren que los beneficios generales del ejercicio podrían motivar a adoptar un estilo de vida más saludable, especialmente considerando el riesgo de disfunción eréctil como un motivador para cambios conductuales hacia una mayor actividad física.
Aunque se reconoce la existencia de limitaciones en las investigaciones revisadas y una falta de estudios en español, la necesidad de más investigaciones persiste. Sin embargo, los datos actuales ya apuntan a resultados alentadores en relación con el ejercicio y la función eréctil. Otra investigación, publicada en la revista científica Sexual Medicine, respalda la noción de que la actividad física puede mitigar la disfunción eréctil, proponiendo programas de entrenamiento supervisado con 40 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada a alta, cuatro veces a la semana.
La OMS recomienda a los adultos (de 18 a 64 años) realizar entre 150 y 300 minutos de ejercicio aeróbico moderado por semana. Además, insta a minimizar el sedentarismo y reemplazarlo con cualquier forma de actividad física para mejorar el bienestar general y el estado de ánimo.