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“Superar la crisis de esperanza es un desafío para construir un mundo más humano y justo”: monseñor Carlos Arturo Quintero, obispo de Armenia

Monseñor Carlos Arturo Quintero, obispo de Armenia, ha dirigido un mensaje especial para esta Cuaresma, centrado en la esperanza como virtud teologal. En sus palabras, resaltó que una de las crisis que atraviesa el mundo actual es precisamente la pérdida de la esperanza, una situación que se refleja en la falta de sueños y expectativas en muchas personas. “Baste preguntarle a los chicos, baste preguntarle a muchas personas de la sociedad en la que vivimos qué sueñan para el día de mañana. Hay muchas personas que no tienen sueños, que después de 30 o 40 años se preguntan: ¿y yo qué he hecho con mi vida?”, reflexionó el prelado.

El obispo señaló que muchas personas han perdido la esperanza y el sentido de la vida debido a las dificultades y problemas que enfrentan, lo que en algunos casos las ha llevado a caer en diversas adicciones. Además, advirtió sobre la creciente problemática de la salud mental, subrayando que la crisis de esperanza ha derivado en un sentimiento de vacío existencial. “Pienso que en la sociedad en la que vivimos hay muchas personas que llevan sobre los hombros una carga muy pesada: odio, resentimientos, deseos de venganza, desconfianzas, incomprensiones, divisiones y riñas. Cuando llegan a la altura de la vida, se dan cuenta de que lo que llevan es una carga tan pesada que, cuando la sueltan, tienen que volver a empezar de cero”, explicó.

Para monseñor Quintero, la esperanza no solo está relacionada con el futuro, sino también con una visión positiva del presente, que implica compromiso. “El pasado ya no existe, es pasado. Se lo dejamos a la misericordia de Dios, pero no hay que olvidarlo. El futuro no ha llegado, se lo dejamos a la providencia divina. Pero hay que construirlo. Existe el presente, el hoy, y es lo que debemos vivir”, afirmó, destacando que la invitación del Papa Francisco a este tiempo jubilar como “peregrinos de esperanza” plantea el desafío de superar los obstáculos para alcanzar un corazón libre, transparente y lleno de misericordia.

En su mensaje, el obispo resaltó la importancia del camino cuaresmal como un itinerario de fe hacia la Pascua, que requiere conversión personal y una transformación interior. “Ser testigos de Cristo implica emprender un proceso de metanoia, de cambio profundo, para iluminar el mundo con la esperanza y construir una sociedad más justa y humana”, expresó.

Finalmente, recordó a los quindianos una reflexión que surgió durante la reciente visita del nuncio apostólico a la región. “Nos dijo: ‘Oigo decir que el Quindío es un paraíso, un pedacito de cielo, y me encanta escuchar eso. Pero no se olviden de que en el paraíso también hubo una serpiente’”. Frente a ello, monseñor Quintero invitó a identificar y combatir esas “serpientes” que afectan a la sociedad: la corrupción, la mentira, la infidelidad, la insensibilidad, la apatía y la discriminación. “Son monstruos que muchas veces aparecen en nuestra vida y van destrozando la posibilidad de tener relaciones sanas y transparentes”, concluyó.