Luis Manuel Díaz, el padre del destacado futbolista de la Selección Colombia, Lucho Díaz, ha sido liberado después de 12 días de cautiverio en las selvas de La Guajira, en la Serranía del Perijá. La liberación se llevó a cabo con el respaldo de las Naciones Unidas, que fueron designadas como garantes en las negociaciones de paz con el grupo guerrillero del ELN, responsables del secuestro.
A pesar de la implicación de organismos humanitarios como la Defensoría del Pueblo y el CICR, la Iglesia Católica y la ONU fueron los que finalmente coordinaron la liberación de don Luis Manuel, conocido cariñosamente como ‘el Mane’. El lugar de su liberación fue la vereda de El Salado, al sur del departamento de La Guajira, donde recibió atención médica y fue asegurado su buen estado de salud. Finalmente, alrededor de las 11 de la mañana, un helicóptero aterrizó en el aeropuerto de Valledupar.
El secuestro tuvo lugar en el municipio de Barrancas, cuando Luis y su esposa se detuvieron en un puesto para comprar sandías. En ese momento, fueron abordados por delincuentes armados, quienes los llevaron en el automóvil del padre del futbolista, mientras una moto los escoltaba. Las autoridades lograron rescatar a Cilenis Marulanda cuando los criminales explotaron una llanta y abandonaron el vehículo. Posteriormente, los delincuentes robaron dos motocicletas y huyeron hacia la frontera con Venezuela a través de diferentes localidades, siendo perseguidos por las fuerzas de seguridad.
La presión de las autoridades, que implementaron un plan de bloqueo por orden del general Salamanca, obligó a los criminales a abandonar las motos y adentrarse en las trochas de la selvática serranía del Perijá. Este hecho complicó la búsqueda y mantuvo en vilo al país durante dos semanas angustiosas.
Los equipos de rescate se adentraron en la densa vegetación en busca de Luis Manuel Díaz, en una zona de movilidad extremadamente difícil. No obstante, según informaron, la zona proporcionaba suficiente agua para la supervivencia. Los habitantes locales se preguntaban quién podría ser tan despiadado como para secuestrar al padre de un ícono del fútbol. La sorpresa no carecía de justificación. ‘El Mane’, como lo llaman cariñosamente, era una figura conocida en todo Barrancas, no solo por ser el padre de Lucho, sino también por su dedicación a apoyar el fútbol y descubrir nuevos talentos.
A pesar de ser el progenitor de uno de los futbolistas más importantes de Colombia, Luis Manuel Díaz no requería escoltas ni vehículos blindados. Este era su hogar, su tierra natal. La única protección que necesitaba, según sus allegados, era su fe en San José, el patrono del pueblo. Sus movimientos eran previsibles; cuando no estaba en la casa de su propio padre, Jacob Díaz (abuelo de Lucho Díaz), se encontraba en su propia residencia a pocas cuadras de distancia, o explorando el centro de Barrancas, donde visitaba a sus amigos comerciantes y disfrutaba cantando las canciones de su ídolo, Miguel Morales, un reconocido cantante de vallenato a quien solía imitar.