La Universidad de Sidney lideró una nueva investigación en Australia, la cual reveló que una mala dieta aumenta el riesgo de mortalidad, y los niveles elevados de actividad física no contrarrestan estos efectos negativos.
El estudio, publicado en el ‘British Journal of Sports Medicine’, examinó a 360,600 adultos británicos del Biobanco del Reino Unido para evaluar los efectos independientes y combinados de la dieta y la actividad física en la mortalidad por cualquier causa, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Los participantes que mantenían un alto nivel de actividad física y seguían una dieta de alta calidad mostraron el menor riesgo de muerte. Las dietas de alta calidad incluían al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras, dos porciones semanales de pescado, y un consumo reducido de carne roja, especialmente procesada. Aquellos con altos niveles de actividad física y una dieta de alta calidad experimentaron una reducción del 17% en el riesgo de mortalidad por todas las causas.
La profesora asociada Melody Ding, autora principal del estudio, destacó que la creencia de que el ejercicio podría compensar una dieta pobre no es respaldada por los datos.
El coautor Joe Van Buskirk enfatizó la importancia tanto de una dieta de calidad como de suficiente actividad física para reducir de manera óptima el riesgo de muerte por todas las causas, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Aunque algunos estudios anteriores sugerían que el ejercicio intenso podría contrarrestar los efectos negativos de la sobrealimentación, este estudio confirma la necesidad de considerar a largo plazo la interacción entre la dieta y la actividad física en la salud y la mortalidad.

