Investigadores de la Universidad de California en San Francisco lideraron un estudio a gran escala sobre la atrofia cortical posterior (PCA), una constelación de síntomas visuoespaciales que podrían ser indicativos de los primeros signos de Alzheimer. Este trastorno afecta la comprensión del espacio y el movimiento, y se presenta en hasta un 10% de los casos de esta enfermedad neurodegenerativa.
El estudio, publicado en The Lancet Neurology, incluyó datos de más de 1.000 pacientes en 36 sitios de 16 países. Reveló que la PCA predice de manera abrumadora la enfermedad de Alzheimer, con un 94% de los pacientes con PCA mostrando patología de Alzheimer, mientras que el 6% restante presentaba otras afecciones. A diferencia de los problemas de memoria característicos del Alzheimer, los pacientes con PCA experimentan dificultades en la percepción visual, como juzgar distancias y distinguir entre objetos en movimiento y estacionarios. Incluso con un examen ocular normal, tienen problemas para realizar tareas cotidianas como escribir o recuperar objetos caídos.
Aunque la mayoría de los pacientes con PCA tienen una cognición normal al principio, la demencia leve o moderada se vuelve evidente en la primera visita de diagnóstico, aproximadamente 3,8 años después del inicio de los síntomas. Los déficits incluyen problemas en la memoria, función ejecutiva, comportamiento, habla y lenguaje.
En el momento del diagnóstico, varios porcentajes significativos de pacientes presentaron diferentes síntomas, como “dispraxia construccional” (61%), “déficit de percepción espacial” (49%), “simultanagnosia” (48%), así como desafíos en cálculos matemáticos (47%) y lectura (43%).
La conciencia sobre la PCA es esencial para la detección temprana, pero los médicos a menudo no reconocen estos síntomas visuales. Se necesitan mejores herramientas clínicas para identificar a estos pacientes desde el principio y brindarles tratamiento, ya que la edad promedio de aparición de los síntomas de la PCA es de 59 años, más joven que el Alzheimer típico.
La identificación temprana de PCA podría tener implicaciones significativas para el tratamiento del Alzheimer. Los niveles de amiloide y tau, identificados en el líquido cefalorraquídeo y en imágenes, coinciden con casos típicos de Alzheimer. Esto podría hacer que los pacientes con PCA sean candidatos para terapias antiamiloide y anti-tau, más efectivas en las primeras fases de la enfermedad.
Los pacientes con PCA presentan más patología tau en las partes posteriores del cerebro, relacionadas con el procesamiento visuoespacial, haciéndolos potencialmente más adecuados para terapias anti-tau. A pesar de que la mayoría de los ensayos clínicos se centran en pacientes con Alzheimer amnésico, en UCSF se están considerando tratamientos para pacientes con PCA y otras variantes no amnésicas.
Desde una perspectiva científica, se necesita comprender por qué el Alzheimer afecta específicamente las áreas visuales en lugar de las áreas de memoria.
El estudio encontró que el 60% de los pacientes con PCA eran mujeres, destacando la necesidad de una mejor comprensión de por qué parecen ser más susceptibles. Este aspecto se convierte en un tema crucial para futuras investigaciones.