Nueva investigación sugiere que la inflamación inducida por la grasa abdominal puede estar asociada con las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer, décadas antes de que aparezcan los síntomas.
El Dr. Richard Isaacson, experto en enfermedad de Alzheimer, destaca que el aumento del tamaño abdominal se correlaciona con una reducción en los centros de memoria cerebrales. Agrega que el estudio revela un marcador de neuroinflamación en imágenes cerebrales relacionado con la grasa abdominal, vinculando así la disfunción cerebral con una cascada inflamatoria.
El Dr. Cyrus Raji, autor principal del estudio, señala que las personas de entre 40 y 50 años con más grasa abdominal oculta tienen niveles elevados de una proteína anormal llamada amiloide en áreas cerebrales asociadas con el Alzheimer. Los hallazgos también revelan una diferencia de género, ya que los hombres muestran una relación más fuerte entre la grasa abdominal y el amiloide que las mujeres, posiblemente debido a que tienen más grasa visceral. Además, se observa una conexión entre la grasa abdominal profunda y la atrofia cerebral en el hipocampo, una región clave para la memoria.
El Dr. Mahsa Dolatshahi, otro autor del estudio, destaca que las personas con más grasa visceral tienden a mostrar más inflamación en las vías de materia blanca del cerebro. El estudio, presentado en la conferencia 2023 de la Sociedad de Radiología de América del Norte, analizó imágenes de 52 adultos de entre 40 y 60 años. Aunque los cambios cerebrales fueron sutiles, se consideran significativos y podrían indicar una detección temprana de la enfermedad.
El aumento de la grasa visceral, ubicada profundamente en el abdomen y alrededor de los órganos vitales, se relaciona con la resistencia a la insulina y la inflamación, acelerando la deposición de amiloide, un marcador clave del Alzheimer.
Para medir la grasa visceral, se recomienda una circunferencia de cintura de 35 pulgadas o más en mujeres y 40 pulgadas o más en hombres. Incluso las personas delgadas pueden tener exceso de grasa visceral, lo que resalta la importancia de medidas más allá del índice de masa corporal (IMC).
La buena noticia es que la grasa visceral responde bien a la dieta y al ejercicio. Se sugiere una dieta saludable, ejercicio regular (incluido el entrenamiento de fuerza) y la reducción de alimentos ultraprocesados, entre otras medidas, para combatir la grasa visceral. La calidad del sueño también es crucial, ya que la privación crónica de sueño se ha asociado con mayores niveles de amiloide en el cerebro.