El problema del desabastecimiento de medicamentos e insumos no es exclusivo de Colombia, ya que cada país tiene sus particularidades.
En Argentina, Chile y Brasil, experimentaron escasez de medicamentos en 2022, pero lograron resolver la situación debido a que cuentan con parques industriales que producen casi el 70% de sus medicamentos. Sin embargo, todavía dependen en un 85% de la importación de materias primas desde India y China para fabricar estos medicamentos.
En Uruguay, la producción de medicamentos se ve afectada por la crisis hídrica que atraviesa desde 2021, lo que ha obligado al Gobierno a importar materias primas que superan su presupuesto. En Perú, medicamentos como paracetamol, albendazol e ibuprofeno escasean en un 50% debido a una mala gestión del presupuesto destinado al Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos.
En México, la situación se caracteriza por robos, falsificaciones y adulteraciones de 27.9 millones de medicamentos. Ante esto, el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso la creación de un banco de reserva en la capital para abastecer al sistema hospitalario.
Por otro lado, en Costa Rica, el desabastecimiento existe desde antes de la pandemia, especialmente en insumos para el área psiquiátrica. En Panamá, la escasez se debe a los largos procesos que implica la entrada de un producto en una licitación pública, especialmente en insumos inmunológicos, cardiovasculares y de salud mental.
En Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, la crisis se refleja en bajos niveles de inventario para la red pública de salud debido a protestas y bloqueos de carreteras. La situación más compleja se vive en Guatemala, donde falta el suministro de antirretrovirales indispensables para el tratamiento de pacientes con VIH.