El reciente aumento de casos de Covid-19 en todo Estados Unidos está siendo minuciosamente vigilado por las autoridades sanitarias. Además de la creciente cifra estacional de contagios, se está investigando la variante JN.1, la cual ya ha prevalecido en todo el territorio estadounidense. A pesar del aumento nominal, la comparación con años anteriores sugiere que no se trata de una mutación que deba generar inquietud.
Desde el inicio de la pandemia en 2020, período en el que el mundo experimentó situaciones de aislamiento, la evolución del Covid ha sido un tema de gran interés tanto para Estados Unidos como para la población global. A pesar de las mutaciones y variantes del virus, las vacunas han logrado reducir tanto la cantidad de contagios como sus consecuencias, permitiendo que una gran parte del mundo haya vivido un extenso período sin restricciones significativas en la circulación.
Sin embargo, cada vez que surge una nueva variante, las autoridades están atentas a sus características y a si podría representar algún riesgo. Este fue el caso de la JN.1, descendiente de la variante ómicron que generó un pico de casos a nivel mundial en 2022 y que ahora es dominante en Estados Unidos.
Según las cifras de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), citadas por CBS News, la variante JN.1 ya representa entre el 39 y el 50 por ciento de los casos en Estados Unidos. Este aumento se ha mantenido constante durante las cuatro semanas de diciembre.
La buena noticia es que esta mutación no amenaza la eficacia de las vacunas existentes y no debería generar problemas de salud pública. Además, los datos indican que, aunque los casos de Covid-19 y otras enfermedades respiratorias han aumentado debido a la estacionalidad del invierno, la situación es mejor en comparación con años anteriores. En relación con el invierno de 2022, cuando la variante ómicron estaba presente, hay un tercio menos de hospitalizaciones por el virus. Incluso, los números de diciembre son mejores que los del mismo mes del año pasado.