Un equipo de científicos estadounidenses ha llevado a cabo un estudio que revela una preocupante relación entre la exposición a altos niveles de contaminación atmosférica, especialmente derivada del tráfico vehicular, y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el Alzheimer.
El estudio, publicado recientemente en la revista Neurology, fue liderado por Grace Christensen, de la Escuela Rollins de Salud Pública de la Universidad Emory en Atlanta (Georgia), y contó con la colaboración de un equipo internacional de investigadores. Según el artículo, se ha observado una asociación entre la exposición a partículas en suspensión, también conocidas como materia particulada, y la enfermedad de Alzheimer. Se sugiere que estas partículas podrían desencadenar procesos inflamatorios y de estrés oxidativo en el cerebro, lo que contribuiría al desarrollo de la enfermedad.
Se cree que el gen APOE, asociado con un mayor riesgo genético de Alzheimer, podría estar implicado en esta relación con las partículas en suspensión. En Estados Unidos, se estima que alrededor de 6,7 millones de personas mayores de 65 años sufren de Alzheimer. La mayoría de los afectados son de raza blanca, pero estudios médicos han demostrado que afroamericanos y hispanos tienen un riesgo más alto de desarrollar la enfermedad.
El estudio analizó el tejido cerebral de 224 personas que donaron sus cerebros después de fallecer para contribuir a la investigación sobre demencia. Se encontró que aquellos expuestos a altas concentraciones de partículas en suspensión tenían una mayor probabilidad de presentar acumulaciones anormales de proteínas entre las células nerviosas, indicativas de la presencia de Alzheimer en el cerebro. Estos hallazgos sugieren la importancia de abordar la contaminación atmosférica como un factor de riesgo potencialmente modificable en la prevención de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
