Tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de suspender temporalmente la deportación de un grupo de venezolanos detenidos en un centro migratorio en Anson, Texas —quienes serían enviados a El Salvador—, el presidente colombiano Gustavo Petro aplaudió el fallo y criticó duramente al mandatario salvadoreño Nayib Bukele.
Petro afirmó en redes sociales que ningún demócrata latinoamericano puede justificar que, por los delitos de una organización criminal como el “Tren de Aragua”, se estigmatice a toda la diáspora venezolana. Comparó esta actitud con las prácticas de regímenes fascistas que Estados Unidos combatió en el pasado.
La Corte Suprema estadounidense bloqueó las deportaciones bajo la Ley de Enemigos Extranjeros (1798), que permite expulsar a ciudadanos de naciones en conflicto con EE.UU., y exigió al gobierno abstenerse de deportar a los detenidos hasta nuevo aviso. Petro calificó el fallo como una “sentencia universal” válida para toda América, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, y lo elevó a un principio ético global.
Además, cuestionó a Bukele por recibir en las cárceles salvadoreñas a deportados venezolanos, defendiendo que no se criminalice a los migrantes, incluidos niños, y exigió la liberación de colombianos presos en El Salvador. Reiteró que los migrantes no son delincuentes y apeló a la humanidad como argumento central.
