Durante años, ha existido la preocupación sobre los efectos que las ondas emitidas por los dispositivos móviles podrían tener sobre la salud. Esta inquietud ha llevado a la realización de múltiples estudios en busca de respuestas claras.
El uso del celular se ha convertido en una parte esencial de la vida diaria para millones de personas en el mundo. No solo se emplea para mantenerse en contacto, sino también para trabajar y entretenerse. Sin embargo, se ha cuestionado si la exposición constante a estos dispositivos podría perjudicar la salud, especialmente en niños y adultos jóvenes.
Un estudio reciente examinó los tipos de cáncer cerebral, como el glioma, meningioma y neuroma acústico, que algunos especialistas han vinculado con el uso de móviles. Desde 2011, la Agencia Internacional del Cáncer (IARC), asociada a la Organización Mundial de la Salud, señaló la posibilidad de que las radiaciones de los celulares podrían tener efectos cancerígenos, aunque admitió que era necesaria más investigación.
Ken Karipidis, líder del equipo investigador, realizó un exhaustivo análisis de más de 60 estudios epidemiológicos que abarcaron millones de personas en 22 países durante los últimos 30 años. Evaluaron aspectos como el tiempo de uso de los dispositivos, la cercanía a antenas y otros factores.
La conclusión fue clara: no hay evidencias sólidas que confirmen un riesgo significativo de desarrollar cáncer por el uso de teléfonos móviles. Pese a estos resultados, los expertos insisten en que una sola investigación no es suficiente para afirmar la seguridad absoluta de los dispositivos móviles.
Dado el rápido avance tecnológico, es probable que los estudios sobre posibles riesgos continúen. Mientras tanto, los especialistas recomiendan un uso moderado y consciente del celular, combinando momentos de desconexión que beneficien la salud general.