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Jugar ajedrez podría prevenir el riesgo de padecer demencia

El interés por el ajedrez ha experimentado un auge notable en los últimos tiempos, impulsado en parte por el éxito de la serie “Gambito de dama” y la consiguiente popularidad del juego. Sin embargo, el ajedrez ha estado en el centro de atención mucho antes de que capturara la imaginación de millones de personas en todo el mundo a través de una serie de televisión.

Los aficionados al juego citan una serie de razones para su atracción: desde el perfeccionamiento de la toma de decisiones hasta la mejora de la concentración y la inteligencia emocional. Pero más allá de estos aspectos, un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association el verano pasado reveló un hallazgo sorprendente: jugar ajedrez, junto con otras actividades mentales activas, podría reducir el riesgo de desarrollar demencia en etapas posteriores de la vida.

El estudio, que analizó a más de 10,000 ancianos australianos durante 10 años, encontró que aquellos que participaban regularmente en juegos de mesa, cartas o ajedrez tenían un riesgo un 9.0% menor de demencia. Estos hallazgos son especialmente significativos dado el creciente número de casos de demencia a nivel mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

El concepto de reserva cognitiva destaca la importancia de la actividad mental y social en la protección contra el deterioro cognitivo asociado con la demencia. Sin embargo, aunque hay indicios de que el ajedrez y otras actividades cognitivamente estimulantes pueden contribuir a esta reserva, los estudios aún no han llegado a conclusiones definitivas.

El profesor David Canning, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, ha estado explorando la relación entre el ajedrez y las capacidades cognitivas a lo largo del tiempo. Aunque reconoce los beneficios del ajedrez, enfatiza la importancia de priorizar la salud física en el mantenimiento de la salud cerebral.

A pesar de las incertidumbres, jugar ajedrez sigue siendo una actividad valiosa, tanto como un desafío intelectual como una forma de conexión social. Como muchos entusiastas descubren, el ajedrez puede ser tanto una fuente de aprendizaje como una humilde lección en la aceptación del fracaso ocasional.