Gustavo Petro, presidente de Colombia, anunció ayer martes la interrupción del intercambio de información y la cooperación con los organismos de seguridad de Estados Unidos. La medida, que afecta a todos los niveles de inteligencia de las fuerzas públicas, permanecerá vigente mientras continúen los bombardeos estadounidenses contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico.
El mandatario colombiano dijo que la decisión se mantendrá durante la persistencia de los ataques con misiles en aguas del Caribe y subrayó que la lucha antinarcóticos debe estar supeditada al respeto de los derechos humanos de las comunidades costeras.
En los últimos meses, Petro ha intensificado sus cuestionamientos al gobierno de Donald Trump, denunciando que la estrategia antidrogas estadounidense constituye asesinatos y crímenes de guerra. Desde septiembre, se han registrado decenas de operaciones militares que han dejado más de setenta víctimas mortales, generando un fuerte malestar diplomático entre Bogotá y Washington, al tiempo que Caracas también rechaza estas acciones.
La ruptura de cooperación colombiana se suma a una decisión similar del Reino Unido, que según reportes de medios internacionales ha suspendido el intercambio de inteligencia sobre embarcaciones sospechosas en el Caribe. El gobierno británico considera ilegales los ataques militares estadounidenses y busca evitar ser cómplice de operaciones que violan el derecho internacional.
Históricamente, el Reino Unido, con control sobre territorios insulares en el Caribe donde opera bases de inteligencia, colaboraba con Estados Unidos en la localización de barcos presuntamente vinculados al narcotráfico. Esta cooperación facilitaba la interceptación, incautación de drogas y captura de tripulantes por parte de la Guardia Costera estadounidense. La retirada británica representa una fractura significativa con su principal aliado en materia de intercambio de información estratégica.

