El coronel Carlos Eduardo Vanegas Ávila, comandante de la Octava Brigada, se refirió a la alerta temprana emitida por la Defensoría del Pueblo que da cuenta sobre los departamentos en los que habría presencia de disidencias.
Aunque el Quindío no aparece en el listado, allí sí se encuentra el Valle del Cauca que podría ser una amenaza por su cercanía al departamento. El alto oficial da un parte de tranquilidad en el que asegura que durante 15 años la región está libre de estos grupos y así se mantendrá.
“Como Octava Brigada somos un una fuerza de contención para que estos grupos no se puedan expandir y que no vuelvan a caminar en la región de los tres departamentos, sobre todo el Quindío que tiene límites con el Valle del Cauca”, apuntó el comandante.
Agregó que hace más de 15 años en el departamento no se tiene presencia de estos grupos y así se va a continuar.
Contener el microtráfico
Agregó que una situación que sí se presenta es el tema del microtráfico, procedente de la mencionada región, pero para la cual también se ha hecho un trabajo importante.
“El año pasado hicimos el decomiso de 4 toneladas estupefacientes y este año intensificaremos ese trabajo de contención para que esta no sea una ruta de paso para el centro del país”, acotó el coronel.
La alerta
A través de 136 Alertas Tempranas entre el año 2017 y 2022, la Defensoría del Pueblo ha advertido riesgos por la presencia y/o accionar de las facciones disidentes de las Farc.
La Entidad ha advertido sobre el accionar de las disidencias de las Farc en 237 municipios y 29 departamentos del territorio nacional, principalmente en los departamentos de Antioquia, Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá y Valle del Cauca. El accionar de este grupo armado tiene características muy variadas en las distintas regiones del país donde hace presencia.
Se evidencia la existencia de dos organizaciones disidentes, que para 2020 ya estaban conformadas por 23 estructuras: el Frente Primero (los Gentilianos), cuyo origen de organización es previo a la firma del Acuerdo de Paz y encabezado en su momento por Gentil Duarte, y la otra organización disidente es la denominada Segunda Marquetalia, la cual se configuró de manera posterior a la firma del Acuerdo de Paz en 2016, es decir, se originó luego que hubiesen desistido de continuar con lo firmado, como los casos de Jesús Santrich e Iván Márquez.
Las principales fuentes de financiación de las disidencias son el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando, con un reciente incremento en los préstamos gota a gota.
Dentro de las alertas tempranas se ha podido identificar que las amenazas a personas defensoras de derechos humanos, líderes y lideresas sociales, representan las conductas vulneratorias más recurrente, seguido del desplazamiento forzado y el reclutamiento, uso y utilización de niños, niñas y adolescentes.
El accionar de las disidencias de las Farc tiene características muy variadas en las distintas regiones del país, en varias zonas se encuentra en un proceso expansivo, en otras de consolidación y en otras en disputa con otros grupos armados.
Por ejemplo, han mostrado especial interés por el suroccidente del país. Las estructuras ‘Dagoberto Ramos’ y ‘Jaime Martínez’ tienen una abierta articulación con economías ilícitas, repartiendo el territorio y asentándose en la región, por medio de la imposición de normas, impartiendo justicia en veredas y poblaciones rurales, y propendiendo por el control de la población civil donde identifican aliados y enemigos.