El papel del ejercicio físico en la lucha contra el cáncer es indiscutible, según el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), César Rodríguez. No solo reduce el riesgo de padecer la enfermedad, sino que también fortalece al cuerpo para enfrentar los tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia, y en algunos casos, mejora los resultados en comparación con aquellos pacientes que no hacen ejercicio.
“En el cáncer, hay factores de riesgo evitables, como los hábitos de vida, que incluyen el ejercicio físico. Adoptar hábitos saludables puede reducir la mortalidad hasta un 30% y la incidencia hasta un 20%”, afirmó el presidente de SEOM.
El ejercicio también puede beneficiar a los pacientes durante el tratamiento, ya que reduce las complicaciones postoperatorias y mejora la respuesta a la quimioterapia, según explicó Rodríguez. Sin embargo, advirtió que no cualquier tipo de ejercicio es válido, sino que se requieren programas bien estructurados y adaptados a cada paciente.
Es esencial la formación adecuada de los profesionales de la salud que trabajan con pacientes con cáncer, incluyendo médicos de atención primaria, enfermeras, especialistas en deporte, terapeutas ocupacionales y psicooncólogos.
Un ejemplo inspirador de los beneficios del deporte en la lucha contra el cáncer es el caso de Virginia Torrecilla, exjugadora del Atlético de Madrid, quien superó con éxito un tumor cerebral en 2020 gracias a los tratamientos y al ejercicio físico.
Para Torrecilla, el deporte fue fundamental durante su tratamiento, ya que le proporcionó la fuerza necesaria para soportar las quimioterapias y las radioterapias. A pesar de los momentos difíciles, encontró consuelo en el ejercicio, que siempre ha sido una parte esencial de su vida.
Marcelo Ruiz, secretario de la Asociación de Pacientes de Cáncer de Mama y Ovario Hereditario (AMOH), subrayó que si bien el ejercicio físico no cura el cáncer, definitivamente puede ayudar en el proceso de recuperación y mejorar la calidad de vida de los pacientes.