El reciente cierre legislativo ha puesto en evidencia la debilidad del gobierno de Gustavo Petro frente a un Congreso fragmentado y una oposición fortalecida. Si bien la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP) representa un logro destacado, la falta de avances en otras iniciativas cruciales, como la reforma laboral y de salud, limita el impacto de su agenda.
La proximidad de las elecciones presidenciales de 2026 ha complicado la consolidación de una coalición sólida. La pérdida de apoyo en ambas cámaras y el fracaso de iniciativas como la Ley de Financiamiento reflejan un desgaste político significativo. Además, la reforma quirúrgica a la Constitución, que permitiría el transfuguismo, promete alterar el panorama legislativo en los próximos años.
De cara al 2025, el gobierno deberá sortear un panorama fiscal adverso mientras intenta avanzar en leyes clave. La relación con los líderes regionales será determinante, especialmente en un contexto donde las tensiones políticas y los intereses electorales predominan sobre la agenda legislativa. Sin una estrategia clara para cohesionar apoyos, el margen de maniobra del Ejecutivo continuará reduciéndose, dejando el panorama político y legislativo aún más incierto.