WeWork, el coloso dedicado a proporcionar espacios de trabajo colaborativos (coworking), se vio obligado a acogerse al Capítulo 11 de la ley de quiebras en Estados Unidos, enfrentando una deuda cercana a los US$19.000 millones.
La empresa no logró recuperarse del impacto provocado por la pandemia y los cambios en los hábitos laborales de su audiencia objetivo. A pesar de haber alcanzado un acuerdo para reestructurar sus deudas a principios de este año, volvió a encontrarse con problemas y se halla nuevamente en una situación en la que debe responder a sus acreedores. No obstante, anunció un acuerdo con el 92% de los tenedores de notas garantizadas.
La decisión de acogerse a la ley de quiebras se tomó como alternativa para cancelar contratos que, de otra manera, habrían generado complicaciones legales. WeWork tenía presencia inmobiliaria en 777 ubicaciones distribuidas en 39 países hasta el 30 de junio, con una ocupación que se acercaba a los niveles de 2019, pero a pesar de ello, la empresa sigue sin ser rentable.
En un comunicado, la compañía informó que está buscando la autorización para rescindir contratos de arrendamiento en ciertas ubicaciones, la mayoría de las cuales no están en funcionamiento, y todos los miembros afectados han sido notificados previamente. WeWork también anunció su intención de iniciar procesos de reconocimiento en Canadá, aunque aclaró que sus ubicaciones en otros lugares no forman parte del proceso de quiebra.
La empresa aseguró que los franquiciados en todo el mundo no se verán afectados y reafirmó su compromiso de seguir ofreciendo servicios a los miembros, proveedores, socios y demás partes interesadas como parte de sus operaciones habituales. A pesar de los desafíos, WeWork salió a bolsa en 2021 mediante una fusión con una sociedad de adquisición con fines especiales, dos años después de su oferta pública inicialmente planeada.