Un nuevo estudio arroja luz sobre el poder terapéutico de las interacciones con perros, revelando que pueden aumentar las ondas cerebrales asociadas con el alivio del estrés y la concentración. ¿Podría ser que los perros merezcan ser llamados no solo el mejor amigo, sino el mejor terapeuta del hombre? Si bien ya se emplean estos fieles compañeros en entornos como hospitales y escuelas para reducir el estrés, una investigación reciente explora en detalle cómo estas interacciones afectan al cerebro humano.
Un equipo de la Universidad de Konkuk, en Corea del Sur, se sumergió en este tema, reclutando a 30 adultos para participar en un estudio utilizando electroencefalografía (EEG), una técnica que registra la actividad eléctrica cerebral a través de electrodos. Los participantes interactuaron con una caniche adiestrada de 4 años en diversas actividades, cuidando de no sobrecargarla. Se evaluaron las respuestas emocionales mediante cuestionarios y pruebas de autoinforme.
En total, se realizaron ocho actividades, incluyendo juegos, dar golosinas, masajes y tomarse fotos con el perro. Los resultados se detallan en la revista PLOS ONE. Durante todas las actividades, los participantes reportaron sentirse menos fatigados y deprimidos. Específicamente, alimentar, acariciar y abrazar al perro mejoró su estado de ánimo, y los niveles de estrés disminuyeron. Pero la influencia de estas actividades no se limitó al estado de ánimo. El EEG reveló un aumento en las ondas beta durante el masaje, el acicalamiento y el juego con el perro, indicando un mayor nivel de atención y concentración.
La intensidad de estas ondas se correlacionaba con la proximidad y la interacción con el animal. El siguiente paso será ampliar la muestra para confirmar estos hallazgos. Los investigadores reconocen un posible sesgo en la muestra, ya que los participantes podrían haberse sentido atraídos por el estudio debido a su amor por los perros. Sin embargo, consideran que este estudio proporciona información valiosa sobre los efectos terapéuticos y los mecanismos subyacentes de las intervenciones asistidas por animales.
Los perros ya desempeñan un papel importante en el ámbito clínico, ya sea brindando apoyo emocional en hospitales o asistiendo a pacientes discapacitados. Estudios anteriores han demostrado que las interacciones con perros pueden aumentar los niveles de oxitocina, la hormona del vínculo social y el afecto, mientras reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
En el Hospital Johns Hopkins de Estados Unidos, por ejemplo, se ha observado que los perros de terapia reducen el dolor y la presión arterial de los pacientes hospitalizados, ofreciendo un apoyo invaluable para la salud mental y física.