Un estudio internacional, publicado en el Journal of Human Development and Capabilities y auspiciado por Sapien Labs (Universidad de Stanford), revela una fuerte correlación entre el uso de smartphones antes de los 13 años y problemas de salud mental en la adultez temprana (18-24 años). La investigación, realizada con más de 100,000 participantes, indica que el acceso temprano a dispositivos con internet, redes sociales y entretenimiento ilimitado se asocia con mayores niveles de ansiedad, depresión, pensamientos suicidas y dificultades para gestionar emociones. Este impacto es particularmente significativo en mujeres jóvenes, quienes reportan mayor inseguridad y baja autoestima.
El estudio destaca que el uso temprano de celulares puede interrumpir el desarrollo emocional al reducir las interacciones cara a cara (promoviendo el aislamiento), afectar la calidad del sueño y aumentar la exposición a contenido inapropiado o ciberacoso. Además, se observa una relación entre el uso excesivo de celulares en la infancia y la disminución de habilidades sociales cruciales como la empatía y la capacidad de mantener la atención.
Los expertos recomiendan retrasar la entrega de smartphones hasta los 13 o 14 años, priorizando dispositivos básicos sin acceso a internet, estableciendo límites de uso, fomentando actividades sin pantallas e involucrándose activamente en la vida digital de los hijos. El estudio no aboga por la prohibición total de la tecnología, sino por un uso consciente y supervisado para proteger la salud mental y emocional de niños y adolescentes. Se enfatiza la necesidad de replantear el acceso a la tecnología durante la infancia para prevenir problemas de salud mental en futuras generaciones.