Por: Tatiana Cardona López
Además de recibir correos electrónicos, enviar saludos y fotos, la tecnología permite el intercambio de información con otros contactos 24 horas al día los 7 días de la semana.
Si los medios electrónicos facilitan la comunicación entre personas conocidas y desconocidas, que están tanto cerca como lejos, también han facilitado la incomunicación entre quienes tienen todas las posibilidades de verse, mirarse, tocarse y olerse.
Y sí, las nuevas formas de comunicación son necesarias para un mundo globalizado que va cada vez más rápido y que cada vez menos se permite la Lentitud de la que habla Kundera en su obra de 1994. Pero es también necesario volver a la comunicación personal, al cara a cara, a dar por lo menos un abrazo al día además de los 20 íconos de abrazos que se envían a diario, a regalarnos a nosotros mismos la posibilidad de una sonrisa, de una carita feliz además de los muchos emoticones que intercambiamos por estos medios.Y es que no se trata de menospreciar el avance tecnológico que ha acortado las distancias y optimizado el tiempo en beneficio de los asuntos laborales, no, se trata más bien de dar una mirada a nuestras relaciones personales hoy y cuántas de ellas están mediadas únicamente por los medios electrónicos limitando la comunicación a estos.
Ni hablar de las dificultades que se generan por la intención de los mensajes, los íconos, los signos de puntuación empleados por el sujeto que envía los cuales no siempre coinciden con la interpretación del sujeto que recibe. Recordemos que siempre que nos exponemos a un texto escrito o a una imagen, lo hacemos desde nuestras limitaciones, nuestras formas de comprensión, nuestras mediaciones y nuestros prejuicios. Y cuando la comunicación es, como en este caso, intercambio de textos e imágenes, nos perdemos de la corporalidad del otro y por esto en muchas ocasiones no conseguimos comunicarnos de forma asertiva.
Así como tener o no un smartphone o una tableta hoy en día es una decisión personal, saber emplearlos de forma no invasiva también es algo que podemos comenzar a trabajar. Recordemos que a veces es necesario desconectarse para estar realmente conectado.
Yo, sigo prefiriendo un abrazo apretado y quiebra huesos y un te quiero sincero que emane de unos labios de una persona de carne y hueso que me mira a los ojos y se le quiebra un poco la voz mientras me lo dice.
