La salud está dispuesta en la Constitución política de Colombia dentro del rango de derecho fundamental garantizada con ejecución de recursos judiciales en caso de incumplimiento.
Bonita escena de este derecho la presencia de una persona habitante de calle con síntomas de enfermedad grave dentro de una exclusiva clínica estrato siete solicitando servicio de urgencia y que le tengan que brindar atención.
Para muchos, desconocido el concepto de salud; no está sano quien no perciba dolor alguno, pero así no le duela nada, está enfermo, si no disfruta de bienestar mental, ni social.
Es la importancia de tener gobernantes que así lo entiendan en aplicación de política de salud pública y empiecen por relevar de sus cargos a funcionarios con prevalencia a la enfermedad de aferrarse a puestos para los cuales no están capacitados.
En Estados Unidos es más importante la venta libre de armas que la vida de los ciudadanos. Lo peligroso es la población alienada por el discurso homofóbico, de odio de su gobernante hacia minorías étnicas.
Tenebroso , el francotirador mentalmente dispuesto a matar de similar forma a como lo hizo en condición de soldado en guerras en las que su país mantiene inmerso.
Nada cambiará mientras los fabricantes de armas, la poderosa Asociación del Rifle patrocine las campañas electorales de presidentes y congresistas.
No importa que, en siete meses, 251 episodios, muchos de ellos masacres, les muestren lo equivocado de esta política de Estado.
Entre nosotros, la visión ciudadana es muchísima más riesgosa al permitir, sin protesta alguna, la permanencia en el poder de gobernantes dañinos para la salud integral de la comunidad, dada su ineptitud.
Dado el interés de negociantes sin escrúpulos para robar los dineros públicos, disfrutar de beneficios exclusivos a magnates con los dineros del pueblo.
El departamento del Quindío está enfermo, la ciudad de Armenia se encuentra en condición de paciente terminal con la emergencia de no percibirse médicos especialistas en salud social integral.
Nuestros políticos de profesión reiteran su ansiedad compulsiva por el poder con abuso a los portadores del carné de empleados de la alcaldía y gobernación, sin libertad de ejercer el derecho a elegir.
A la inmensa mayoría de la población no le interesan las elecciones.
Estos políticos no tienen y jamás han tenido capacidad de generar empleo.
La salud mental es un cuento y no pocos recursos destinados para la salud del pueblo terminan en sus bolsillos tan sucios como el espacio público.
Estamos en campaña electoral y la ambición por el poder no tiene tregua.
De lamentar, que, por lo visto nada cambiará.
